
Vicente Bolaños
A las 23:00 horas del día once de marzo (fecha de terribles recuerdos) del año 2022, la agonía que desde hacía tiempo aquejaba a nuestro Viacrucis Viviente, de Jiménez de Jamuz, terminó por llevárselo a la tumba en el mismo lugar donde tantas veces se había ensayado; toda vez que la respuesta popular al intento de mantenerlo con vida resultó un auténtico y lamentable fracaso.
¿Cuáles han sido las causas de su progresivo deterioro hasta llegar a su desaparición? Probablemente sean múltiples y compartidas. Actualmente la más recurrente es la del Coronavirus que, efectivamente, obligó a su no representación en los años 2020 y 2021. Aunque tal excusa acalle conciencias, la realidad, sin embargo, es que el evento (reconocido De Interés Turístico Provincial, no se olvide) venía adoleciendo de entusiasmo desde hacía no menos de un quinquenio.
Con su desaparición, desaparece también una época, que con sus luces y sus sombras, como no podía ser de otra forma, convirtió a nuestra localidad, llegadas las fechas de Semana Santa, en lugar de obligado peregrinaje que nunca defraudó al visitante. Y se va igualmente, o al menos así lo vivencio yo, esa imagen pionera e idílica que nos caracterizaba cuando de cultura y tradiciones se trataba. Como señas de identidad nos quedan una alfarería reducida a la mínima expresión y un Certamen de Teatro que confiamos no corra la misma suerte. Escaso bagaje, sin duda, por comparación al que hubimos en fechas no tan lejanas.
Sin entrar en ninguna controversia por cuanto a nada conduce, es una realidad palpable e hiriente el que nuestro pueblo ha entrado en una dinámica descendente altamente preocupante, que, sin embargo y paradójicamente, a nadie parece preocupar. En ocasiones pretendemos nadar contracorriente, olvidando que las posibilidades de ahogamiento son enormes; de ahí que no me parezca un contrasentido lo manifestado por uno de los escasos asistentes a la reunión de socorro del ya citado once de marzo: “Si la gente no ha asistido es porque no le interesa, o porque le interesan otras cosas, y como tal debemos asumirlo”.
Triste realidad la que se sustrae de esta reflexión, pero realidad en suma. Realidad que no deja de ser una constante en esta España vaciada tan honrada con mensajes hueros y tan denostada. Y así nos va.