
Hoy presento en buena copa,
porque debe ser así,
a un famoso por su pluma
y también por su nariz,
no porque esta sea muy grande,
sino porque, aquí está el quid,
huele como nadie huele
y sabe bien distinguir
un buen vino de botella
de otro de tetra-brik,
o un peleón de pellejo
de un Reserva de barril.
Llámase José el sujeto,
y apellídase Peñín
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Domingo del Prado