Domingo del Prado
Como este grande periódico
cuenta todo lo que pasa
y no solo lo que ocurre
en Labanieza y comarcas,
hoy les contaré el suceso
ocurrido en Las Españas,
en el “país” de allá abajo,
según se mira en el mapa:
Andaluces y andaluzas
y andaluzos celebraban
—y los pongo de tres formas,
con inclusivas palabras—
erecciones autonómicas
hace solo una semana.
Catorce días anduvieron
metiditos en campaña,
en mítines y debates,
dándonos bien la tabarra;
y el caliente 19,
antes de huir a la playa,
acercáronse a las urnas
con el voto y la toalla;
se avecinaba tormenta
según las encuestas sabias.
Los socialistas, a una,
en andalú exclamaban:
—¡Ozú, ezta guerra perdemos,
porque vamos con Espadas!
Los de Vox, con doña Oh Lona,
querían seguir dando caña…
con la vicepresidencia
que para sí reclamaban.
El Pepé de Don Feijó
con la mayoría soñaba…
Y como La vida es sueño,
según Pedro el de la Barca,
sacó mayoría soluta
el más Moreno, un tal Juanma.
¡Sobran letras diputados
a la tal popular banda!
Ya pueden hacer novillos
e irse hasta tres de jarana,
pues tuvieron tantos votos
que, si todos los juntaran,
tendrían tantas papeletas
“como pa asar una vaca”,
pues las papeletas arden
lo mismo que ardía la pasta
que por los ERES tenían
aquellos pobres bandarras
que también por mayoría
Al-Andalus gobernaran.
El partido de La Rosa
quedó con su rosa ajada:
De 33 triputados
solo en 30 se quedaban;
a pesar de que Don Pedro
desenvainó sus Espadas,
quedóse casi en pelotas,
sin pantalones ni enaguas.
Podemos, Izquierda Unida,
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