Marta del Riego Anta
Doy clases en la facultad de Periodismo y uno de los ejercicios que les pongo a mis alumnos es cómo redactar un post sobre ti, hacer una página web de “Marca personal”, es decir, venderte: contar tus aficiones, tu pequeña historia, tus metas profesionales. Todo muy visual, con fotos, videos, canciones. Leer los ejercicios de estos chicos de 19-20 años es todo un ejercicio sociológico. Me llama la atención lo infantiles que son. Casi ninguno ha dado el paso al mundo adulto. Algunos se califican a sí mismos de “adolescentes”. ¿Cuándo dejamos de ser adolescentes y nos convertimos en adultos? Yo, cuando fui a estudiar COU fuera, a los 17, dejé de considerarme adolescente. Y está claro que, al entrar en la Universidad, no sé si te conviertes en adulto, pero cierras la adolescencia. ¿Por qué estos chicos se siguen considerando adolescentes? Quizá tenga que ver con esa generación que nació en 2000, una generación hiperprotegida por sus padres, y unos padres nacidos a finales de los años 60, en los estertores del Franquismo, y que no pasaron hambre, ni guerra, ni posguerra, y les han dado a sus hijos una vida blanda y dulce. Esto no es una crítica, mucho
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