
José Mateos Mariscal (Un español en Alemania)
“El mundo ha cambiado. Ninguno de nosotros puede volver atrás. Todo lo que podemos hacer es dar lo mejor. Y, a veces, lo mejor que podemos hacer… es empezar de nuevo” (Avengers Endgame)
El camino recorrido es como cada ruta que hago para llegar a la cumbre de una alta montaña. No es una línea recta, tiene muchos tropezones, no siempre es subida, ni bajada, se disfrutan los planos, emocionan los descensos, se descansa en las pausas, se aumenta y disminuye el ritmo, se admira el entorno, te proteges y arriesgas al mismo tiempo, se contemplan los paisajes, y mientras todo esto ocurre hay tiempo de reflexionar, de compartir con otros, de reír y sufrir cuando el cuerpo se resiente; pero la lucha de la emigración es mental, no física, así que controlar nuestros pensamientos positivos y negativos es la clave para balancear nuestros impulsos y cumplir nuestro objetivo, llegar a la cumbre y vislumbrar la próxima meta de la vida.
No hay recompensa para lo que uno sufre de emigrante en Alemania.
“Mi querido hijo: si tú al marchar para esas lejanas tierras sentiste una gran tristeza, según me dices en tu primera carta desde Alemania, puedes figurarte cuál sería la de todos nosotros por esta desdichada separación y, muy especialmente la mía, que por mi edad y achaques no abrigo la esperanza de volver a verte y, aunque este dolor estaba previsto, yo quise hacer este sacrificio más de no oponerme a tu empeño de salir de aquí para que encuentres un futuro mejor y no desconociendo que no te faltaba razón”, me escribía mi padre…
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