Cuatro años, Amigo y Consejero Luis Pedro, haciéndonos llegar tu columna semanal, siempre cargada de inteligencia, poesía, finura y saber, es mucho tiempo como para no agradecerte -en este mismo espacio que has llenado sin descanso- tu entrega, dedicación y apoyo, desde el primer momento, a este proyecto que emprendimos y cuyo resultado hace que nos sintamos orgullosos.
Sé que tu trabajo, que al igual que todo lo que emprendes enfocas con perfeccionismo, te absorbe gran parte de tu tiempo y, sin embargo, aquí has estado puntualmente, fiel a la cita que te habías marcado, lanzando tu Voz al Viento sin que nada impidiera que tus atinadas opiniones -un lujo para cualquier publicación- llegaran a los miles de lectores que siguen este Semanario.
Ahora vas a espaciar en el tiempo tus colaboraciones, algo que tienes merecido y que seguro te servirá para dejar de sentir esa presión que tiene un columnista responsable y volver a poner en orden tus ideas y pensamientos.
A muchas personas les gustaría contar con un cerebro tan privilegiado como el tuyo y, es algo que se comenta, con tu manera de exponer planteamientos, tu capacidad memorística, tu don de la palabra y de dicción. Sabes que aquí tienes tu espacio y sé que volverás a él cuando estimes oportuno. Gracias de corazón, porque el eco del Viento me devuelve tu Voz engrandecida.
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