
Javier Castaño
El 3 y 4 de marzo se manifiesta una concurrida Feria de los Stocks en la Plaza Mayor, proyectada por los comerciantes bañezanos, para aliviar el remanente de los artículos que han quedado por vender en su momento. Las mercancías se exponen en casetas-estands bien alineadas que forman un expresivo muestrario. Decía mi padre que el mejor dependiente es el escaparate; mi progenitor trabajó en confecciones Pequeño Bobo, que ni era pequeño ni era bobo. No compres con las orejas sino con los ojos. En este popular mercadillo la calidad es ostentosa y el precio una bagatela. De todos los medios conocidos el comercio es el más rápido para “hacer cuartos”. Es más importante saber comprar que saber vender, si compras económico lo puedes vender barato y ganar dinero. Mercancía bien ofrecida, casi vendida. La venta empieza a funcionar cuando el cliente dice no, aquí se ve la habilidad del tendero para engatusar al comprador. Este mercado no se marchita, es vetusto y ofrece lo mejor, y el público se atreve a adquirir.
En este negocio solo se fía dos veces a la semana, una fue ayer y la otra será mañana. El bañezano siempre fue muy comerciante, esto lo dice la historia reciente, venía un lugareño a vender una gallina y compraba dos kilos de sardinas y unas zapatillas.
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