
Con flamantes deportivas
y chándal de tonos grises,
un simpático ciclista
hoy “de Domingo” se viste.
Por si no lo han descubierto,
llámase Miguel Ramírez
y Fernández de segundo,
pero por aquí tó quisque
lo conoce, nombra y llama
por el apócope Miche.
Desde aún antes de nacer,
aquí, en la Bañeza, vive.
Fue allá en el 44
cuando la partera asiste
a la madre de Miguel
y, muy contenta, le dice:
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Domingo del Prado